viernes, 29 de abril de 2005

PARÁBOLA DEL QUE ESPERA

Sonó el tiempo en la ventana
La luna agujereada por nubes negras
Mojaba la habitación poblada de suspiros
A lo lejos la música pastaba
Entre el claro del asfalto
Con los cuerpos rumiando un brindis
Y desvistiendo una cómplice mirada
Voces que luchaban con su equipaje de palabras
Persiguiendo por todos los rincones de la negra ciudad
El punto final de la historia.
Un olor a noche sobre el negro tablero.
Sentado. Aspiro el último cigarro de un día
Que concluye bajo la falda insinuante
Del viejo calendario –verdugo que hace siglos me acompaña-
No pregunten por mí si mañana despierto
Tal vez estaré buscando otro cuerpo que habitar
Tal vez estaré tomando las medidas exactas
Para que la noche se esconda entre mis húmedos bolsillos.

lunes, 25 de abril de 2005

Boca de Solo

Humo de estrellas flota
Cuando tus ojos escapan
Del bolsillo a la parte delantera
Del silencio
hecho piedra.
Sin tardes tu nombre es verde
azul y triste como el mar en sábado.
Me has dicho beso con perfume
En los dedos y agua en el alma.
Pocos han entendido los signos
Mientras sigo persiguiéndome
En las curvas de tus sonidos
En la boca de tus uñas
Y en el adiós de tu regreso.

sábado, 23 de abril de 2005

Luis de Azul II

Nadie imaginaba que los poros de una piel
Dejaran indefensas ventanas del alma.
Y es que de tanto someterse a la molicie
De un poema: la tortura de sentir
Fue perdiendo la frontera de su cuerpo.
Se dice que antes de nacer
Estaba destinado a vender su alma
En mercado de leprosos.
Tal vez con la intención
De remendar con cicatrices
Abismos en los cuerpos o abismos en las nadas
A cambio de monedas sumergidas
En el fondo del aljibe.
Nadie imaginaba que las sombras
Fuesen mercancía de poca monta
Ni mucho menos pensar que en las plazas
-donde habitaba el silencio-
también se ofreciera en venta
la tortura de las manos.
Por eso Luis de Azul
Aún camina en un país de otros
Imaginando que otros pueblan
El mercado de su alma.

jueves, 21 de abril de 2005

Luis de Azul

Luis de Azul caminó sigiloso
Entre el mosto del arrabal
Suspiró y la luna inclinóse
Con su beso metálico congelando sus pasos.

Luis de Azul
Estaba allí lacerando el vientre
De una calle oscura
Con su cigarro extranjero
Y su sombrero borsalino
Mordido en los límites de Aries.
Nausea aproximándose bajo sus pasos.
Voces de ánimas floreciendo en los rincones
De su pasado mudo.
Paginas enteras carcomiendo el embrujo de
Sus dedos
Dedos de marzo dedos de abril...
Paginas enteras saltando como buitres hambrientos
Al asomo de la sangre entre hendijas de desvelo.
Su sombra almuerza su ausencia
Y Luis de Azul comienza con su muerte
Que no para de escribirse.

lunes, 18 de abril de 2005

TOQUE DE VIDA

Llevo clavada la espina
Del tiempo en mis ojos
Duele el roce vertical
De los segundos
Cada sol al otro lado
Es un cuchillo abierto
En la estación de la sangre
Un signo de muerte
En la palabra Vida
Duele tanto estar despierto
Sintiendo las hojas pegadas
Al otro extremo de los dedos
Que hambriento desprendo
Cansado de la piel
Las manos y la risa
Cansado del mundo
Que parece una letra
Cansado del sol
Que escupe sus días lentos
Detengo el tren con una rosa
Cambio las agujas del destino
Y oculto mi foto
En el bolsillo de atrás.

martes, 5 de abril de 2005

Cementerio

Sostengo con indiferencia

La mirada que la luna me tiende

Voces mojadas

quizás por el llanto o la inquieta lluvia

-Caen como pequeñas monedas de bronce

Sobre un suelo de mármol profundo.

Una lengua milenaria besa salmos inconclusos

Quemándose bajo lo oscuro de una prenda.

Flores disputándose palcos de honor

Rostros atrapados bajo el temblor de los cirios.

La tierra está húmeda

Siento la saliva de su boca

Y el suave desmorone de su vientre.

El cielo galopa sobre briosos corceles

Mientras mi sangre sigue desnudando

El suave beso de un puñal en la penumbra.

Rememorando en despedida

Fuente: Fotos de Facebook Carlos Mantilla y Odilio Blanco fueron compañeros de colegio y, para nuestro dolor e infortunio, víctimas mortales...