domingo, 24 de diciembre de 2006

Tarde de Navidad


Luego de un año el cielo sigue desangrándose de la misma manera desde la mirada lóbrega de mi existencia.

lunes, 25 de septiembre de 2006

Los Dueños del Silencio

Los dueños del silencio
Se asoman a la noche
Con su mueca oscura de
Algodón y vino.

La fina hoja de la herida
Coagula el mapa de los desposeídos
Un arrullo de sal
Hace estación justo en
La curva rosada de los
Cabellos infantiles.

Un dolor atraviesa
El cielo de los adjetivos
La poesía espera
En su rincón de talco
Y los vivos duermen
Mientras la espina se hunde
Y los vivos rezan
Entre algodón y vino.

martes, 2 de mayo de 2006

A partir de éste momento
he decidido odiar el ruido
de las sábanas, en las mañanas
de lluvia y en las noches de
brujería.
Renuncio a la antigua manía
de ofrecerle mi destino
a los dioses obsoletos
de la impotencia, el temor
y la cristiandad.
Decido remover el cemento bajo
mis suelas,
extender una canción que hable
de flores desde el papel, el blanco
y negro, como cuando se firma
un cheque en blanco al portador,
sin derecho a la mesura.
Ser dios en tiempo de sangre,
y oscurecer el día con una mano
frente al sol.

sábado, 15 de abril de 2006

Los Dueños del Silencio

Los dueños del silencio
Se asoman a la noche
Con su mueca oscura de
Algodón y vino.

La fina hoja de la herida
Coagula el mapa de los desposeídos
Un arrullo de sal
Hace estación justo en
La curva rosada de los
Cabellos infantiles.

Un dolor atraviesa
El cielo de los adjetivos
La poesía espera
En su rincón de talco
Y los vivos duermen
Mientras la espina se hunde
Y los vivos rezan
Entre algodón y vino.

miércoles, 18 de enero de 2006

El pájaro del insomnio ha picoteado nuevamente
la ventana de mis ojos
Migas del día que termina
alimentan su ansia de carpintero
Le muestro mi carne para que se alimente
de mis gusanos escondidos
Se amaña
Se queda
Duerme con sus ojos abiertos
Yo aún vigilo su sueño y su hambre.

Rememorando en despedida

Fuente: Fotos de Facebook Carlos Mantilla y Odilio Blanco fueron compañeros de colegio y, para nuestro dolor e infortunio, víctimas mortales...