Luis de Azul caminó sigiloso
Entre el mosto del arrabal
Suspiró y la luna inclinóse
Con su beso metálico congelando sus pasos.
Luis de Azul
Estaba allí lacerando el vientre
De una calle oscura
Con su cigarro extranjero
Y su sombrero borsalino
Mordido en los límites de Aries.
Nausea aproximándose bajo sus pasos.
Voces de ánimas floreciendo en los rincones
De su pasado mudo.
Paginas enteras carcomiendo el embrujo de
Sus dedos
Dedos de marzo dedos de abril...
Paginas enteras saltando como buitres hambrientos
Al asomo de la sangre entre hendijas de desvelo.
Su sombra almuerza su ausencia
Y Luis de Azul comienza con su muerte
Que no para de escribirse.
jueves, 21 de abril de 2005
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