Una historia se mece
Sobre el largo filo del día
Y la tarde moja sus pasos
Con el agua de la memoria perdida.
Alguien ocultó la noche
En el bolsillo gastado
De una vieja camisa.
El equilibrio de las palabras
Salta sobre la voz del viejo
En tanto los ausentes
Se sientan sobre un suelo de olvido.
Un poco más allá
Está la niebla esperando
Con su piel de ventisca.
Nuevamente vendrás
Con tu aroma de muerte
Sepultando la tarde que hoy llueve
En mi imaginación de ciego.
domingo, 5 de junio de 2005
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