Antes de Borneo está una ciudad de duendes
−justo en la frontera donde se cruzan los ríos−
Sus casas habitadas de negras y pellizcadas siluetas
Dejan un picoteo de luz sobre la noche:
Manchas iridiscentes que dibujan en el caminante
La sonrisa del arribo.
¡Borneo está más allá! ¡Más allá del espejo!
Cada habitante lleva entre sus manos
Una distancia que se pretende extrañar
En sus bolsillos una palabra
Enmohecida por el tiempo y el sudor de los dedos
Antes de Borneo la línea de los mapas
Se pierde
Sobre una ciudad espumosa como el viento
Se borra
Bajo la falda de mujeres que tejen el viento
−soportando soledad
Se oculta
Entre el sonido de la bola de trapo pateada por la infancia
De una ciudad que envejece
A Borneo se llega en bicicleta
Desde cualquier lugar de la existencia
A más de setecientos pedaleos y con buena sombra en la cara
Pero antes está una mancha de barro y plata
Contenida de pantalones y faldas que se mecen al sol
De manos atadas a un tiempo a un sendero
Y a un muro desteñido
¡Borneo está más allá! ¡Más allá de éste silencio!
miércoles, 1 de junio de 2005
Señales para llegar a Borneo
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