La piel de una tormenta alumbra mi escritorio
La llave que gotea. La noche que titila.
La luz que ensombrece...
Es piel lo que me sobra.
Me sobran también las miradas
Y las risas de la gente que pasea
Con sus suelas arrugadas de tanto
Patear la vacía caneca de un día cualquiera
Me sobran los lunes bien peinados
Asomados al retrete
Antes de tomar el bus de las ocho horas.
Y en el banco de los húsares mal trajeados
Una imitación de fina Piel de Zapa
Es dejada adrede por alguien que aún cree
En la fuerza de mis uñas
Y en el despliegue de mi sorda mezquindad.
Para siempre sobrará algo de mí
Algo de mí que suena como el agua.
lunes, 20 de junio de 2005
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