
Cuando el alfarero habló del suspiro
El barro se tejió entre sus dedos
Y los mundos soñados por alguien
Inundaron el humilde rincón del olvidado taller.
Una ciudad perdida se introdujo
Entre las grietas de sus manos oxidadas
Las dinastías se persiguieron unas a otras sobre las paredes
Que vomitaban pálidos rostros franceses
-exiliados del tiempo-
Aún se escuchan las voces
En el viejo taller (la Maga con sus dulzainas transparentes)
El alfarero aún persigue
El mundo con sus manos
Y los fantasmas se esconden
Evitando mirar los espejos.
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