Creo vivir en el tiempo de las moscas
Donde todo se esfuma bajo líneas
De lápiz y de tiza.
Es la tarde un dibujo de lluvias
Y aún el agua no moja el concierto
De las horas en el cansado reloj
El asfalto ha perdido su talle
No hay sitio para el solsticio
De unas manos empuñando el frío
Todo se sucede bajo la falda apretada
De una niña que juega con ser puta
O al menos monja de convento
La mujer de la esquina no entiende
El lenguaje de los sexos encontrados
Y se arriesga a ser mujer del mismo
Del mismo que habita multitudes.
En juego de vitrinas rotas
El diminuto bisturí de la espera
Comercia con un dueño adormilado
Los pases mágicos del dinero falso.
¡Al fin alguien cierra la puerta!
viernes, 28 de enero de 2005
La Puerta del que espera
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