martes, 25 de enero de 2005

... de Pistolas y Rosas (Capítulo 11)

Nati, te cuento que aún duele, sí, ésta hinchazón no pasa ni colocándole toneladas de hielo. Imagínate, así ni modo alguno de bailar, mejor dicho: estoy requetejodida. Ahora cómo diablos hago para ganarme lo que me gano por bailar, estoy en la perola. Hoy alcancé a visitar a tu nene, no pude verle porque estaba dormidito después de tanto juego, tú sabes, a esa edad ellos no quieren sino jugar, jugar, y seguir jugando. La trabajadora social me dijo que ya estaba en proceso de adopción, una pareja extranjera lo había visitado y me dijo que estaban muy encariñados con el niño. A mí también me duele pero qué más le podemos hacer, tú como yo sabemos que es por su bien, por su futuro, en él vas a ver realizados tus sueños. No me preguntes por El Churco, ya sabes, fácil olvido, de ti ya ni se acuerda, aunque de ves en cuando me mira a los ojos y puedo sentir sus preguntas pero me digo que son suposiciones nada más, y ya. Fácil para él fue encontrarte reemplazo, una rubia de esas que tanto les gusta a los hombres, para mí que es peliteñida, tiene sus grandes pechos, también envidia de la Julieth, y un trasero de otro mundo. Dicen que viene de Cali, bueno, al fin y al cabo alguien te iría a remplazar. Aja, hoy me lo encontré cuando venía subiendo la escalera. No te niego que lo vi guapo, aunque aparenta timidez su mirada es misteriosa, penetrante y sensual, con ese porte juvenil que tanto le hace bien a su carita de niño. Qué detalle para conmigo, sino hubiera sido por él no sé cómo hubiera podido subir hasta aquí, si todos me miran como bicho raro. Hoy me esperó a la entrada, allá abajo, sabe mis horarios, me preguntó cómo había seguido del pie, yo le conté mis progresos. Sacó de sus bolsillos un frasquito color azul, me dijo que su tía acostumbraba a sobarse con este ungüento cuando sufría tronchaduras y que era un remedio casi bendito. ¿Que si me gusta? ¡Estás loca! Con esa tía que tiene, sí, Marla, no la conozco pero se me hace toda una bruja experta en sacrilegios, torturas y demás y no exagero, mira lo que te conté, ella tiene su cuento y de hace años atrás, por eso la encerraron, por asesinato, pero está libre porque así es la justicia en éste país de cafres. Para mí ella tiene untadas las manos con la desaparecida del 401 y me arriesgo en afirmarte que también con la muerte del pensionado de ECOPETROL, el del 201, la semana pasada apareció con dos puñaladas: una en el cuello, la otra cerca al corazón. Tengo mucho miedo, afortunadamente te tengo a ti. Aquí te traje más hielo para refrescarte. Hasta he llegado a pensar lo mismo. Menos mal no soy la única en sospecharlo. Sabes cuánto me dolería descubrir esto cierto, no dejaría de sentirme culpable, si tan solo hubiera revisado el cerrojo… pero cómo… si así estoy bien, contigo, no, no soy egoísta pero así me siento mucho más a gusto y no me da temor expresártelo. Mira cómo la pasamos de rico, siempre teniéndote a la mano y lo mejor teniéndome tú a mí para cualquier cosa. Otra vez ese maldito del 302, con sus vallenatos del diablo amargándonos la vida, ese Diomedes debió haber nacido mudo en lugar de drogadicto.

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