jueves, 20 de enero de 2005

... de Pistolas y Rosas (Capítulo 7)

Por más que la hubiese querido… pero verme en enredos penales… ¡Algo tenía que hacer! Algo debía ocurrírseme. En ese momento solo supe que su hijo, ahora más que nunca, dependía de mí, no sé cómo me las iba a ingeniar para hacerle llegar mi auxilio sin despertar sospechas. Aunque muchos pondrán en tela de juicio los sentimientos de amistad y cariño que me ataban a la Nati, tendré que decirles lo mucho que me dolió haber tomado tan cruel decisión, aquella que estaba a punto de llevar a cabo. Ya encontraría el tiempo suficiente para preguntarme quién sería tan desalmado como para perpetrarle más de veinte puñaladas —tan certeras— por todo su cuerpecito visiblemente indefenso, denunciarlo o llegado el caso tomar la justicia por mis manos como es común en éste país de cafres. Me dirigí hasta la cocina, me armé como mejor pude y empecé a descuartizar a la Nati con gran pena en el alma. Afortunadamente encontré buena reserva de bolsas negras, como quince días atrás había comprado un paquetico de cien a un señor que luego de subirse al bus y con el cuentico de rehabilitación para ex-drogadictos ofrecía no solo su cara destemplada sino también el producto que tanto necesitaban estos pobres muchachos sedientos de solidaridad y compresión y de otro chance hoy por mí mañana por ti. Una a una fui depositando sus extremidades en bolsas aparte al igual que el tronco y su cabeza. Cada vez que hundía el cuchillo en su blanda carne me era difícil imaginar que tanto odio, tanta sevicia, pudiera guardarse en un corazón como para llegar a cegarle la vida a alguien tan llena de ilusiones sueños y esperanzas; así el presente hubiese sido tortuoso la Nati esperaba una luz al otro extremo del túnel.

5 comentarios:

Mujer sin demonio... dijo...

Gracias por visitar mi jaula, mis demonios y yo lo esperamos cuando lo desee... me daré alguna vuelta por acá más seguido... saludos...

johiko dijo...

bien... ola como estas...
como diablos pusiste la barra de busqueda de google ahi?
jejeje
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johiko dijo...

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jejeje
dime como fue en el blog coincidenciaanonima.blgspot etc
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Rememorando en despedida

Fuente: Fotos de Facebook Carlos Mantilla y Odilio Blanco fueron compañeros de colegio y, para nuestro dolor e infortunio, víctimas mortales...